Los trastornos de ansiedad se han convertido en uno de los principales motivos de consulta, ante los psiquiatras y psicólogos. ¿O acaso no conoces por lo menos a una persona de tu entorno que padezca este mal? O quizás tu estés atravesando por este problema.
Sea cual sea el caso, la ansiedad es realmente un problema grave y serio y, como tal debemos atacarlo. En ocasiones, la ansiedad es confundida con hiperactividad o simplemente decimos: “es una persona que siempre necesita estar haciendo algo para no aburrirse”. Lo cierto es que esta enfermedad, pues en efecto es una enfermedad, puede llevarte a la muerte. Así es, a la muerte.
Hoy veremos algunos consejos prácticos que van a ayudarte mucho en este doloroso camino de la ansiedad.
Consejos prácticos para combatir a la ansiedad
Como siempre insistimos, los profesionales son quienes tienen la primera palabra. Nuestros consejos y recomendaciones te ayudarán y acompañarán en el proceso de sanación.
- Reconocer la enfermedad y darle el espacio justo. Porque lo primero es lo primero: la ansiedad es una enfermedad y como tal hay que tratarla. ¿Esto significa que estemos enfermos de por vida o que no tenga solución? Claro que no. Pero tampoco podemos subestimarla o desmerecerla frente a otros males. Si nos duele mucho la cabeza y después de no encontrar solución a ello, seguramente vayamos al médico. Bueno, lo mismo sucede con la ansiedad, cuando sentimos que no tenemos control sobre nuestros actos o pensamientos y, no podemos concentrarnos ni reflexionar con claridad, debemos acudir por ayuda.
- Identificar las situaciones que nos generan ansiedad. Si bien no siempre suele ser sencillo, tenemos que invertir tiempo y esfuerzo en esto. Todos y cada uno de los ansiosos, tenemos “fuentes” que desatan la ansiedad. En ocasiones podemos sentirnos ansiosos y no sabemos porque, pero lo cierto es que siempre hay escenarios o contextos que activan y desencadenan esa desagradable sensación. ¿Un ejemplo? Ir de compras. Hay personas para las que ir de compras a un centro comercial, se transforma en un calvario. O estar muchas horas encerradas en su casa. Lo importante y, una vez que identificamos esto, es evitar a toda costa, estas situaciones desencadenantes.
- Practicar alguna actividad deportiva. Más allá de que nos definamos como más o menos deportistas, la actividad física es sin duda uno de los mejores remedios para disminuir la ansiedad. El esfuerzo físico elimina sustancias que naturalmente nos hacen sentir mejor y, por tanto, nos sentimos más serenos y relajados. Para lograr buenos resultados y sostenibles en el tiempo, tenemos que ser constantes en la práctica de la actividad que elijamos.
- Hablar sobre lo que nos pasa. Hablar de aquello que nos afecta siempre nos hace sentir más aliviados. Sea con un amigo, con un terapeuta o simplemente escribir sobre un papel, expresar y exteriorizar lo que sentimos es el primero paso a la recuperación.
- Considerar tomar ansiolíticos. Tomar ansiolíticos y, siempre bajo prescripción médica puede ser necesario. Lo citamos en último lugar porque la idea es que sea el último recurso. Ahora bien, nos interesa aclarar que tomar ansiolíticos no necesariamente es malo. Muchas veces y cuando necesitamos atacar el problema, el médico podrá recomendar tomarlos. En ese caso, debemos seguir al pie de la letra con sus instrucciones y nunca, absolutamente nunca, decidir por nosotros mismos. Estos psicofármacos actúan a nivel del sistema nervioso central y pueden causar una gran inestabilidad cuando su concentración y frecuencia de consumo, no son las adecuadas.
La ansiedad tiene como causas una serie de variables y, cada persona es única. Lo que funciona para una, no necesariamente tiene que funcionar para otra. No nos sintamos frustrados si al principio no notamos cambios. Lo importante es actuar a tiempo y poner en práctica distintas opciones. Pero recuerda que nunca estás solo/
